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La historia transcurre en un futuro cercano en el que el mundo es pacífico y perfecto y donde no existe ni el matrimonio ni el amor. Cada uno tiene su cometido y la reproducción es metódica y asistida, y el placer sexual se consume como la comida rápida. Sin embargo, un hombre que vivió el amor y los placeres mundanos en el pasado quiere que todo vuelva a ser como antes.
Se trata de una de las primeras incursiones del porno en la ciencia ficción y de las más interesantes. Lo que más impresiona del filme de Damiano es que no sólo es interesante, excitante, entretenido y bien realizado; sino que además es reflexivo. Los personajes principales, y en concreto el interpretado por Robert Bolla, están muy bien construidos y sus carácteres se complementan y muestran todas las caras del prisma de la sociedad de Alpha Blue. Vemos las tres caras de su mundo: la de las satisfiers, resignadas, orgullosas y ajenas al problema; la del compañero de Bolla (interpretado por un joven Herschell Savage) contento con la vida que viven, sin inquietudes ni problemas; y la del protagonista, que reivindica el libre albedrío, los placeres mundanos y el cambio social. Los diálogos son inteligentes, bien construidos y siempre con mensaje. Sin caer en excesivos tópicos del género de ciencia ficción y con un planteamiento algo minimalista, Damiano nos hace reflexionar sobre el status quo, el destino personal, el amor y la libre elección de nuestros caminos.
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La película nos muestra la futura ciudad estado de Metropolis, gobernada por el orden, la limpieza y la tecnología y donde la sociedad está dividida en dos facciones: los ociosos y pensadores que viven en la superficie y los trabajadores sometidos, que viven bajo la ciudad y hacen funcionar todo el mundo exterior. Una mujer, María, que aboga por el pacifismo, da esperanzas a la sociedad trabajadora. El hijo del amo de la ciudad baja al inframundo y, tras ver las condiciones que sufren los trabajadores, se une a María, de la que se enamora profundamente. El dueño de la ciudad, temiendo lo peor, ordena al científico Rottwang que envíe a un robot de su invención a suplantar a María. Sin embargo, el androide se rebelará e incitará una rebelión que podría acabar para siempre con la ciudad y sus habitantes (otras versiones del filme muestran como el dueño de la ciudad quiere que el robot incite una revuelta entre los trabajadores que le permita ejercer una represión asesina sobre ellos).
Es asombrosa toda la parafernalia tecnológica que muestra el filme, la arquitectura, el diseño, la amenaza tecnológica, el tratamiento de la robótica y la teoría de la rebelión de las máquinas, así como los espléndidos efectos visuales, que aún hoy resultan increíbles si pensamos en la época que se realizó. El diseño del robot (que primero es metálico y luego toma la apariencia de María) inspiró la imagen de C3PO y se convirtió en una de las primeras máquinas antropomórficas del cine. Se ha criticado mucho, y seguramente con razón, el final del filme, algo decepcionante no por la idea en sí, que es buena, sino porque quizá no cuadra con la intencionalidad y el mensaje del resto de la película. Nunca sabremos a ciencia cierta cuánto de idea original y cuánto de censura tienen la culpa de este final.
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